La traducción es un
trabajo que implica distintas consecuencias. A menudo el público relaciona esta
actividad con el intercambio de palabras de un idioma a otro, y aunque algunas
veces esto pueda resultar cierto, lo común es que el profesional de la traducción
sea garante de una cantidad de cualidades para que el trabajo que lleva
adelante se realice de la manera más exitosa posible.
En este sentido,
nos referimos a que la traducción no consiste únicamente en realizar un trabajo
de calidad o fiel al texto original que se haya encargado traducir sino que,
por el contrario, surgen otros problemas en el proceso. Uno de los más
importantes es la aparición de la
cuestión ética y moral en torno a los cuales el traductor tiene que
posicionarse.
En estos casos las
decisiones que estos profesionales tomen pueden llegar a traer consecuencias
éticas, influyendo incluso en la opinión pública y causando efectos tanto en la institución traducida como en la carrera
del profesional. Es el caso que queremos abordar en este artículo, así como
las principales situaciones que se han dado en torno a esta correlación.
Uno de los
supuestos más importantes se realiza en la interpretación
en los tribunales. Estos profesionales tienen una responsabilidad enorme
pues son la voz de los acusados, testigos o víctimas. De hecho, la selección de
las palabras que utilice para traducir una determinada declaración podría tener
un impacto determinante para el desarrollo del caso que se esté tratando en ese
momento.
En esta línea, son
varias las investigaciones que se han realizado sobre traducciones en juicios y
se ha llegado a la conclusión de que algunos traductores cambian el registro
del registro del lenguaje utilizado por el acusado, de manera que éste resulte
mucho más formal al natural de la persona en cuestión.
Otra dimensión en
la que la traducción puede acarrear consecuencias morales es en el sector de
las organizaciones internacionales.
En estas ocasiones, los traductores profesionales muy a menudo se encuentran en
situaciones en las que deben traducir comunicaciones en un lenguaje con una
fuerte carga política. Una cuestión muy importante en el impacto que la
elección de las palabras que el traductor elija para devolver el mensaje, pues
en función de cuáles sean éstas se orientará hacia una u otra dirección la
respuesta de la opinión pública.
Finalmente, no
queremos dejar de aludir a otro tipo de profesionales que también se ven
salpicados por estas cuestiones. Hablamos de los intérpretes en conflictos armados. A menudo son personas locales
que no tienen experiencia en la traducción profesional y más a menudo de lo que
creemos se ven afectados por el contenido de las traducciones que llevan a
cabo.
Son ejemplos que
nos sirven para reflejar que la traducción es un trabajo complejo que necesita
no sólo profesionalidad sino otros valores de carácter moral como la integridad
del traductor, la cual fomente el pensamiento crítico en todos los niveles. De
ahí que no pueda ser llevada a cabo por una máquina, sino que requiera de
rigor, calidad y sobre todo, profesionalidad.
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