Una de las muchas
ideas preconcebidas que rodean el trabajo de los traductores es que son
personas que conocen a la perfección al menos dos idiomas. Sin embargo,
cualquiera que se haya parado a reflexionar sobre el uso que hacemos de los
idiomas habrá caído en la cuenta de que el dominar una lengua no implica
conocer todas sus palabras y mucho menos todas las acepciones de las mismas. El
trabajo del traductor no se basa tanto en conocer una gran cantidad de
vocabulario, sino en saber aplicar las lenguas de forma correcta en diversos
ámbitos y situaciones.
Como cualquier otro
profesional, los traductores cuentan con herramientas para hacer su trabajo y
despejar sus posibles dudas. En su día a día, los problemas se resuelven
consultando las fuentes adecuadas. Y unas de sus favoritas son, sin duda, los
diccionarios.
Variedades y usos
Diccionarios de la lengua: en
estos diccionarios se explica, más o menos en profundidad, el significado de
una palabra. En España uno de los más utilizados es el Diccionario de la RealAcademia Española, que cuenta con más de 88.000 entradas en la edición
actual y puede consultarse online.
Diccionarios bilingües: también
llamados diccionarios de idiomas.
Ofrecen una o varias traducciones de una palabra a otro idioma, atendiendo
también a expresiones o modismos relacionados con la misma. La mayoría de los
traductores los usan solo como referencia, ya que prefieren despejar sus dudas
posteriormente mediante diccionarios de la lengua, normalmente más precisos y
completos.
De sinónimos y antónimos: estos diccionarios, olvidados por la mayoría, juegan un papel clave en el día a día de un traductor. Ayudan a encontrar aquellas palabras que, con sus matices, se adaptan más al mensaje que se quiere mandar.
Etimológicos: los diccionarios
etimológicos facilitan información sobre el origen de las palabras. Al igual
que los diccionarios de sinónimos y antónimos, ayudan al traductor a ampliar su
vocabulario, al facilitarles el encontrar palabras que pertenecen a la misma
raíz. Además, son muy útiles al realizar traducciones de documentos históricos,
ya que en ocasiones aportan información sobre el vocabulario usado en cada época.
Diccionarios especializados: son
de gran ayuda para los traductores que se encargan de traducciones
especializadas, ya que presentan la terminología propia de una disciplina en
particular. Existen diccionarios especializados en gran cantidad de áreas, como
las finanzas, la medicina, la filosofía, la informática y un largo etcétera.
Diccionarios de dudas: resuelven
dudas referentes al uso de los términos, atendiendo a su uso gramatical,
ortográfico, de sintaxis, etc. Sin ser un diccionario, en España es muy usado
el recurso de la Fundación del Español Urgente de la Fundéu BBVA. Su buscador de dudas puede aclarar muchos
usos confusos de algunas palabras y expresiones de nuestro idioma.
Existen muchos otros tipos que, aún siendo menos usados, pueden formar parte también de las herramientas de trabajo de los traductores. Son, por ejemplo, los diccionarios gramaticales, inversos o de rimas, ideológicos, enciclopédicos, etc. Para conseguir una traducción precisa y profesional, la mayoría de los traductores hacen uso de uno o varios diccionarios, dependiendo de las características y necesidades de cada encargo.
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