Mantener la atención de los visitantes en museos, monumentos
históricos o cualquier otro tipo de instituciones es muchas veces un reto. Por
ello, las guías electrónicas personalizadas son un elemento cada vez más usado,
ya que permiten al visitante tener cierta flexibilidad en lo referente al ritmo
de la visita. Normalmente, estas audioguías ofrecen gran cantidad de
información en muchos idiomas diferentes. ¿Hasta qué punto juega la traducción
un papel importante para asegurar su éxito? A continuación presentamos una
serie de características que no deben faltar en la traducción de estas guías
turísticas.
Facilitar un discurso
fluido: los profesionales que se encargan de traducir las
audioguías deben tener en cuenta que los textos van a ser posteriormente leídos
y grabados por locutores. Por lo tanto, deben redactar un texto final que
facilite una lectura fluida, con un ritmo ágil y numerosas pausas. Debemos
tener en cuenta que en las visitas a museos y exposiciones se presenta una gran
cantidad de información y datos, por lo que una lectura suave con una dicción
clara ayudan a mantener la atención del visitante.
Adaptarse a las
características de cada idioma: Las traducciones de
audioguías buscan ser lo más fieles posibles a sus originales, para así
respetar la información y el estilo que las instituciones quieren transmitir.
Sin embargo, y como ocurre normalmente en los trabajos de traducción, es
necesario adaptarse a los giros y características del nuevo idioma.
Un texto final
interesante, informativo y educativo: el traductor tiene la
posibilidad de contribuir a mejorar el texto y ofrecer una buena visita del
museo, catedral, exposición o cualquier institución a la que haga referencia la
audioguía.
Además, es una buena idea centrarse en las
particularidades del público objetivo al que se dirigen. En ocasiones, datos
que pueden resultar poco interesantes o innecesarios para cierto tipo de
público lo son para otros, ya que por cultura o edad los desconocen. Así, no
deben presentarse los datos de la misma manera para niños o adultos, o para
turistas que vienen del país vecino o de otro continente.
Respetar los tiempos: La
escucha del texto final debe durar más o menos lo mismo que la del original, ya
que el museo redacta los textos de la audioguía teniendo en cuenta los ritmos
de la visita. Así, el traductor debe tener en cuenta la velocidad de habla
propia de cada idioma para adaptarse a los tiempos preestablecidos.
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